Ho lavorato tanto e ho sofferto tanto per attorniarmi di persone con cui posso essere me stessa al 100%, il che implica poter dire ciò che penso, poter sentire ciò che sento e non aver paura del conflitto, se e quando nasce. Le vere relazioni sono quelle dove non si scappa né dalle sofferenze proprie né da quelle degli altri, anche quando sono incomprensibili. E io voglio solo vere relazioni con le persone che amo. Non mi accontento della superficie, non mi accontento di due cene l’anno e sorrisini. Voglio poter piangere ed essere fragile davanti a chi conta per me, esattamente come riesco a ridere e sdrammatizzare altre volte. Voglio anche litigare, perché no, se c’è da litigare per chiarire, per pulire, per non vivere con dei dubbi.
Trabajé mucho y sufrí tanto para rodearme de personas con las que puedo ser yo misma al 100%, y eso implica poder decir lo que pienso, sentir lo que siento y no tener miedo de los conflictos, siempre y cuando nazcan. Las relaciones reales son aquellas en las que uno no escapa ni de los sufrimientos propios ni de los demás, incluso cuando son incomprensibles. Y solo quiero relaciones reales con las personas que amo. No estoy satisfecha con la superficie, no estoy satisfecha con dos cenas por año y algunas sonrisas. Quiero poder llorar y ser frágil frente a los que cuentan para mí, exactamente como puedo reír y minimizar otras veces. También quiero pelear, – ¿por qué no? – si hay una disputa para aclarar, limpiar, no vivir con dudas.
Entonces, si este no es el caso, si para ti no cuento lo suficiente para tener este tipo de relación, seguramente no lo tomaré mal: no puedes aprender a amar de cierta manera, no es algo que puedo exigir. Ciertamente no. Te amaré de todos modos y en las ocasiones en que estemos juntos en familia o entre amigos, tu compañía me hará muy feliz. Pero necesito saber si puedo ser yo exactamente como soy, con todas mis fortalezas y debilidades, tanto aquellas que considero como tales, como aquellas que tú consideras como tales. Quiero saber si puedo invertir en una relación al 100%, como empecé a hacer desde el principio. Invertir en sentimiento. En abertura. Si no puedo, quiero saberlo para adaptarme y no sufrir. Tal vez si hubiera pronunciado este discurso hace muchos años en diferentes circunstancias, como lo estoy haciendo ahora – sin juzgar – me habría evitado tanto dolor innecesario. No se trata de bueno o malo, correcto o incorrecto. Es más como el café. O te gusta o no te gusta, no es que el café se juzga bien o mal, no? O lo quieres o no lo quieres. Y a los 33 años yo no quiero callar lo que siento por miedo. No quiero tener cuidado de no ser demasiado yo para que tú no te enfades, o mejor dicho está bien que si soy como soy eso te pueda enfadar en algún momento, mientras que eso no implique un abandono o un “tú eres negativa” o cualquier otro juicio sobre mi persona. Me gusta hablar del problema no de la persona. Hablar de aquella específica cosa dicha que ha molestado en lugar de hablar sobre la persona, definirla por completo por su sentimiento o su comportamiento en un momento dado. Me gusta que si nos decimos cosas que nos hagan sufrir, se hable de ellas, porque el dolor tiene dignidad, incluso si tú o yo no lo entendemos o si nos parece una exageración. Me gustan estas cosas y me hacen bien. Las quiero. Y si no me las puedes dar, tampoco me voy a enojar u ofender. Pero sí, puedo elegir no darte todo de mí, según la manera con la cual doy normalmente. Bueno, sólo quería que supieras esto.